¿Qué tienen en común Viktor Frankl, el padre de la logoterapia, y un proyecto por la equidad de género a nivel Latam?
- TransformándoNOS
- 21 abr
- 3 Min. de lectura
Hay historias que comienzan con una pelota. Y otras que, con el paso del tiempo, terminan convirtiéndose en una lucha colectiva. La mía nació una Navidad en Bogotá, cuando tenía apenas 4 años. Un tío me regaló un balón de fútbol sin saber que ese objeto sería, desde entonces, mi refugio y mi rebeldía. Jugar fútbol, siendo mujer, en los años 90, era poco menos que un acto de desobediencia civil. Pero yo seguía pateando. Porque el fútbol, como diría años después, era mi meditación activa y la mejor excusa para abanderar la equidad de género.
Por: Manuela Acosta / @Manuacostam10

Hoy, casi tres décadas más tarde, sigo en la cancha. No siempre en la de pasto, no siempre con los guayos puestos, pero sí con el mismo propósito en el corazón: abanderar la equidad de género a través del deporte. Ese propósito me ha llevado a SOMOS EQUIDAD, a liderar la creación de metodologías y a formar entrenadoras y entrenadores en comunidades rurales. Hoy, este movimiento opera en 25 territorios de 8 países en América Latina, con personas que hacen del fútbol una herramienta para transformar realidades.
Y es justamente ahí donde aparece Viktor Frankl. Él, prisionero en un campo de concentración nazi, sobrevivió aferrado a una idea: volver a escuchar el chelo junto a su esposa, frente a una fogata en Viena. Ese era su propósito, su ancla, su motivo para resistir. En su libro El hombre en busca de sentido, Frankl escribió: “Quien tiene un porqué para vivir, puede soportar casi cualquier cómo”.
Yo también tengo un para qué. Y lo encontré entre goles, rodillas raspadas, 14 fracturas y cientos de niñas que, como yo, siguen soñando con ser futbolistas en un mundo que, aunque las hace más visibles, todavía es una equidad aspiracional que sigue estando condicionada. Algunas lo han logrado, sí. Pero las cifras —mezquinas para algunos— evidencian que la equidad, en el colectivo, aún no es real.
Algunas cifras que lo demuestran:
En la Liga Femenina BetPlay DIMAYOR 2024 solo 10 de los 15 clubes participantes (67%) hicieron contrato a toda su plantilla, cumpliendo con lo que debería ser una norma mínima para una liga profesional.
Los salarios siguen siendo bajos, con la mayoría de futbolistas ganando el salario mínimo.
A pesar de que la liga se disputó entre febrero y agosto, la mayoría de contratos no cubrieron toda la temporada. Algunos se firmaron solo hasta la eliminación del equipo, violando el Estatuto del Jugador que exige contratos hasta el final de la temporada.
El número total de futbolistas inscritas disminuyó un 11% respecto a 2023, bajando de 437 a 391. Esto se debe a la reducción de equipos participantes (de 17 a 15), lo que cerró oportunidades laborales para muchas jugadoras.
Fuente: ACOLFUTPRO. (2024). Informe de la Liga Femenina BetPlay DIMAYOR 2024. Asociación Colombiana de Futbolistas Profesionales.
Y sin embargo, cada semana, en cada cancha de barrio o torneo escolar, hay una niña pateando una pelota con el corazón lleno de ilusión. Ellas son el futuro. Pero también son el presente que nos exige coherencia y acción.
Por eso existimos. Por eso resistimos.
Desde TransformándoNOS no solo hablamos de equidad: la construimos. Con evidencia, con emoción y con alianzas que transforman. Porque el propósito no es solo una idea: es una práctica. Y porque el deporte, cuando se cruza con la justicia social, se convierte en un lenguaje capaz de reescribir las reglas del juego.
Hoy queremos invitarte a que te sumes.
A compartir esta historia, a apoyar los procesos de base, a invertir en las mujeres que están cambiando el deporte desde adentro. Porque como escribió Ada Hegerberg:
“Entrenamos igual de duro.Nos quedamos igual de tarde.Sentimos la misma ansiedad y celebramos así o más.Nos levantamos igual de temprano y peleamos sobre las mismas cosas.Ponemos el mismo esfuerzo.Entonces, ¿por qué somos tratadas diferente?”
Que nuestro propósito nos encuentre en la cancha, con el balón rodando hacia el futuro, para equiparar el terreno no deportivo: el terreno social.
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